viernes, 16 de marzo de 2018

VIERNES, SEMANA 4 DE CUARESMA


Dios mío, sálvame por tu nombre,
defiéndeme con tu poder.
Dios mío, escucha mi súplica,
presta atención a las palabras de mi boca.

Sal 53, 3-4

Oración inicial   

Señor Dios nuestro, que has preparado remedios abundantes para nuestra fragilidad, concédenos experimentar tu salvación con alegría y manifestarla con una vida santa. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Maestro y Señor. Amén.

DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.

I LECTURA

La lista de acusaciones que hacen estos malvados puede ser mucho más amplia todavía, pero siempre girará sobre el mismo tema: el justo, el que busca vivir honradamente, no deberá tener éxito en este tiempo. Por el contrario, este será marginado y, en algunos casos, perseguido y hasta eliminado del mundo de los vivos. Es que el justo, con su misma vida, demuestra a aquellos sus propios errores. Y eso les resulta insoportable.

Lectura del libro de la Sabiduría 2, 1a. 12-22

Los impíos dicen entre sí, razonando equivocadamente: “Tendamos trampas al justo, porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha las faltas contra la enseñanza recibida. Él se gloría de poseer el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor. Es un vivo reproche contra nuestra manera de pensar y su sola presencia nos resulta insoportable, porque lleva una vida distinta de los demás y va por caminos muy diferentes. Nos considera como algo viciado y se aparta de nuestros caminos como de las inmundicias. Él proclama dichosa la suerte final de los justos y se jacta de tener por padre a Dios. Veamos si sus palabras son verdaderas y comprobemos lo que le pasará al final. Porque si el justo es hijo de Dios, él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos. Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará”. Así razonan ellos, pero se equivocan, porque su malicia los ha enceguecido. No conocen los secretos de Dios, no esperan retribución por la santidad ni valoran la recompensa de las almas puras.
Palabra de Dios.
Salmo 33, 17-21. 23

R. El Señor está cerca del que sufre.

El Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra. Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias. R.

El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos. El justo padece muchos males, pero el Señor lo libra de ellos. R.

Él cuida todos sus huesos, no se quebrará ni uno solo. Pero el Señor rescata a sus servidores, y los que se refugian en él no serán castigados. R.

EVANGELIO

Los judíos se admiraban de la sabiduría de Jesús, que provenía de arriba, del Padre. Juan, en su Evangelio, distingue entre las opiniones de los judíos y las de la gente: los judíos eran los que se negaban a creer y buscaban el tropiezo de Jesús; la gente, en cambio, trataba de entenderlo para poner su fe en él.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 7, 1-2. 10. 14. 25-30

Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Chozas. Cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también él subió, pero en secreto, sin hacerse ver. Promediaba ya la celebración de la fiesta, cuando Jesús subió al Templo y comenzó a enseñar. Algunos de Jerusalén decían: “¿No es éste Aquel a quien querían matar? ¡Y miren cómo habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es este; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es”. Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: “¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de él y es él el que me envió”. Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque todavía no había llegado su hora.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA

Reconocer a Jesús por lo que El es: no quedarse en la superficie.

-Andaba Jesús por Galilea, pues no quería ir a Judea, porque los judíos le buscaban para darle muerte.

El evangelio de san Juan es el más contemplativo; pero es también el que ha notado que el conflicto iba creciendo y conducirá a Jesús a una muerte dramática. La Eucaristía se va acercando a su fin. Nosotros procuramos vivirla con Jesús. ¿Cómo vivió El sus últimas semanas? Acosado, odiado, detestado, buscado por la policía.

Jesús morirá rodeado de semblantes rencorosos.

En esta atmósfera densa de amenazas, ¿cuáles eran, Señor, tus pensamientos?

-Una vez que sus hermanos subieron a la fiesta, subió él también no manifiestamente, sino en secreto. Las gentes de Jerusalén decían: "¿No es Este al que buscan para hacerle morir?" Se cuchichea su nombre... "es él, el condenado que se busca".

Jesús gritó y dijo: "Sí, vosotros pensáis conocerme y saber de dónde soy, pero Yo no he venido de Mí mismo".

Este grito.

Un sufrimiento contenido que estalla.

El grito del que no es reconocido por el que verdaderamente es. Me imagino ese grito de Dios: ¡reconocedme de una vez!". "Yo no he venido de mí mismo." Humildad y amor profundos. Jesús está vuelto hacia el Padre, viene del Padre y va al Padre. Su personalidad entera es tributaria de ese otro misterioso del que está hablando siempre: Jesús se define entero por referencia... no tiene nada de Sí mismo.

-Pero el que me ha enviado es veraz, aunque vosotros no le conocéis, Yo le conozco.

Todavía un sufrimiento: Ver el amor desconocido.

Francisco de Asís se paseaba por las calles quejumbroso: "el amor no es amado... el amor no es amado... el amor no es amado..."

-Yo le conozco, porque procedo de El y El me ha enviado.

Intimidad. Comunión.

En el mismo momento en que es acosado, odiado, aislado...

Jesús se sabe amado. Las palabras faltan para describir ese misterio de relaciones. Jesús era un hombre apacible aun rodeado de semblantes rencorosos, aun en medio de angustias piensa en su relación con el Padre.

A su alrededor, sólo se habla de matarle; y Tú sólo hablas de este amor que te colma.

Ayúdanos, Señor, a vivir como Tú, en la intimidad del Padre.

Da a todos los que sufren esa paz que era la tuya.

Otorga a todos los que sienten la soledad, la gracia de ser reconfortados por la presencia del Padre.

-Buscaban, pues, prenderle..., pero nadie le ponía las manos, porque aún no había llegado su hora.

El complot se va estrechando. La Pasión se acerca.

¡Es "tu hora"! Sin ningún miedo, ciertamente. Todo sucederá según los insondables designios del Padre, a la hora por él fijada desde toda la eternidad.

Tener plena y total confianza en Dios. Ponerse en sus manos, es el secreto de la paz.

ORAMOS CON LA PALABRA

En Cristo
hemos sido redimidos por su Sangre
y hemos recibido el perdón de los pecados,
según la riqueza de su gracia.

Ef 1, 7

Oración conclusiva

Dirige tu mirada sobre tus servidores, Señor, y protege bondadosamente con tu auxilio celestial a quienes confiamos en tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

¡Buena Jornada!

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