jueves, 15 de marzo de 2018

JUEVES, SEMANA 4 DE CUARESMA


Que la alegría llene el corazón
de los que buscan al Señor.
Busquen al Señor y serán fuertes,
busquen siempre su rostro.

Sal 104, 3-4

Oración inicial   

Imploramos tu misericordia, Señor, y te pedimos que, purificados por la penitencia y por la práctica de las buenas obras, nos mantengamos fieles a tus mandamientos, para llegar bien dispuestos a las fiestas de Pascua. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Maestro y Señor. Amén.

DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.

I LECTURA

Moisés quiere torcer la decisión de Dios, por eso apela a la Bondad Divina. Si Dios los abandona, los otros pueblos no verán a un Dios Liberador, sino a un Dios caprichoso. Podemos considerar que la oración nos lleva a confiar en que Dios siempre atenderá nuestra necesidad.

Lectura del libro del Éxodo 32, 7-14

El Señor dijo a Moisés: “Baja en seguida, porque tu pueblo, ése que hiciste salir de Egipto, se ha pervertido. Ellos se han apartado rápidamente del camino que yo les había señalado, y se han fabricado un ternero de metal fundido. Después se postraron delante de él, le ofrecieron sacrificios y exclamaron: ‘Éste es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto’”. Luego le siguió diciendo: “Ya veo que éste es un pueblo obstinado. Por eso, déjame obrar: Mi ira arderá contra ellos y los exterminaré. De ti, en cambio, suscitaré una gran nación”. Pero Moisés trató de aplacar al Señor con estas palabras: “¿Por qué, Señor, arderá tu ira contra tu pueblo, ese pueblo que tú mismo hiciste salir de Egipto con gran firmeza y mano poderosa? ¿Por qué tendrán que decir los egipcios: ‘Él los sacó con la perversa intención de hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra’? Deja de lado tu indignación y arrepiéntete del mal que quieres infligir a tu pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores, a quienes juraste por ti mismo diciendo: ‘Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y les daré toda esta tierra de la que hablé, para que la tengan siempre como herencia’”. Y el Señor se arrepintió del mal con que había amenazado a su pueblo.
Palabra de Dios.

Salmo 105, 19-23

R. ¡Acuérdate de tus promesas, Señor!

En Horeb se fabricaron un ternero, adoraron una estatua de metal fundido: así cambiaron su Gloria por la imagen de un toro que come pasto. R.

Olvidaron a Dios, que los había salvado y había hecho prodigios en Egipto, maravillas en la tierra de Cam y portentos junto al Mar Rojo. R.

El Señor amenazó con destruirlos, pero Moisés, su elegido, se mantuvo firme en la brecha para aplacar su enojo destructor. R.

EVANGELIO

La tarea intelectual por sí misma no nos acerca a Dios, no nos salva. Solo si disponemos el corazón para que el Señor nos ilumine, lo que estudiamos sobre él será verdaderamente un camino de salvación.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 5, 31-47

Jesús dijo a los judíos: “Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no valdría. Pero hay otro que da testimonio de mí, y yo sé que ese testimonio es verdadero. Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes. Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro, y su palabra no permanece en ustedes, porque no creen al que él envió. Ustedes examinan las Escrituras, porque en ellas piensan encontrar Vida eterna: ellas dan testimonio de mí, y sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener Vida. Mi gloria no viene de los hombres. Además, yo los conozco: el amor de Dios no está en ustedes. He venido en nombre de mi Padre´, y ustedes no me reciben, pero si otro viene en su propio nombre, a ése sí lo van a recibir. ¿Cómo es posible que crean, ustedes que se glorifican unos a otros y no se preocupan por la gloria que viene del único Dios? No piensen que soy yo el que los acusaré ante el Padre; el que los acusará será Moisés, en el que ustedes han puesto su esperanza. Si creyeran en Moisés, también creerían en mí, porque él ha escrito acerca de mí. Pero si no creen lo que él ha escrito, ¿cómo creerán lo que yo les digo?”.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA

Escuchar la voz de Dios.

-El Padre que me ha enviado, Él da testimonio de Mí.

Yo no doy testimonio de Mí mismo...

Yo no recibo testimonio de hombre...

Jesús es consciente de estar en comunicación con lo invisible.

Dios está ahí con Él.

-Vosotros no habéis oído jamás su voz.

No habéis visto jamás su faz.

Para Jesús, esta voz y esta faz ¡son algo real! Habla de ellos con amor, como quien los conoce bien. Jesús, que ha gustado de la intimidad de Dios, quisiera hacer partícipes de ese gozo a los demás. Sabe lo que significa ser amado de Dios. Sabe cuán terrible es para el hombre la ausencia de Dios. Es la mayor desesperación... que nada puede reemplazar. Es patente hoy, en nuestro mundo ateo, a qué vacío y soledad suele enfrentarse el hombre.

Señor Jesús, haznos descubrir la "faz" de nuestro Padre; que oigamos su "voz".

-No tenéis su palabra en vosotros, porque no habéis creído...

Hacer habitar, tener en sí la Palabra de Dios.

Uno de los esfuerzos privilegiados de la Cuaresma es "hacer que la Palabra de Dios habite más en nosotros": una especie de familiaridad... vivir con...

No existe un procedimiento automático para esto. Pero tampoco esto se hará solo.

-Escudriñáis las Escrituras... Dan testimonio de mí.

La meditación asidua es, ciertamente, un medio de "hacer habitar la Palabra" en nosotros. Fijar la mente, la imaginación en una escena evangélica... Repetir, interiorizar una frase.

-No tenéis en vosotros el amor de Dios.

Es la razón por la cual los judíos no ven, ni oyen.

Tampoco nosotros correspondemos a menudo a la "visita" de Dios, por falta de amor.

Dios es amor. Quien no ama, no conoce a Dios.

Entre el Padre y el Hijo, la cuestión es de amor.

Te lo ruego, Señor. Ayúdame a amarte. Haz que yo sea "amor" de pies a cabeza, para que pueda revelar algo de ti.

Me pregunto, a veces, cómo podría yo revelarte, Señor, a los que te ignoran: pero se trata de que el amor mismo sea atrayente y revelador.

Tantos hombres, a mi alrededor, parecen ignorar a Dios y vivir sin El.

-¿Cómo vais a creer vosotros, que recibís la gloria unos de otros... y no os preocupáis lo más mínimo de la gloria "que procede del Único"?...

Sí, sería necesario orientar la búsqueda en esa dirección.

Pues si uno se queda dando vueltas, siempre en lo humano, no hay modo de salir del cielo desesperante "producción-consumo"... producir para destruir...

Haría falta que el hombre levantase un poco la cabeza y valorase en sí mismo sus aspiraciones al infinito, al absoluto...

Encontrar a Dios. Escuchar a Dios. Contemplar a Dios.

ORAMOS CON LA PALABRA

Dice el Señor:
“Infundiré el amor de mi ley
y la escribiré en sus corazones;
yo seré su Dios,
y ustedes serán mi pueblo”.
Jer 31, 33

Oración conclusiva

Dios nuestro, protector de los que esperan en ti, bendice, salva y custodia a tu pueblo; guíanos, para que, libres del pecado y de toda tentación, perseveremos siempre en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.



¡Buena Jornada!

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