miércoles, 28 de febrero de 2018

MIÉRCOLES, SEMANA 2 DE CUARESMA



Señor, no me abandones;
Dios mío, no te quedes lejos de mí.
Apresúrate a venir en mi ayuda,
mi Señor, mi Salvador.

Salmo 37, 22-23

Oración inicial:
Conserva siempre a tu familia en la práctica de las buenas obras, Señor, y confórtala de tal modo en sus necesidades temporales que pueda llegar felizmente a los bienes del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.

I Lectura

Jeremías, como tantos profetas, sufrió la incomprensión y el rechazo de los jefes religiosos. La predicación de este elegido no encajaba con la idea de Dios que los dirigentes se habían hecho. Y a pesar de haber padecido todo eso, rogaba a Dios por sus enemigos.

Lectura del libro de Jeremías 18, 18-20

Los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén dijeron: “¡Vengan, tramemos un plan contra Jeremías, porque no le faltará la instrucción al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta! Vengan, inventemos algún cargo contra él, y no prestemos atención a sus palabras”. ¡Préstame atención, Señor, y oye la voz de los que me acusan! ¿Acaso se devuelve mal por bien para que me hayan cavado una fosa? Recuerda que yo me presenté delante de ti para hablar en favor de ellos, para apartar de ellos tu furor.
Palabra de Dios.

Salmo 30, 5-6. 14. 16

R. ¡Sálvame, Señor, por tu misericordia!

Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi refugio. Yo pongo mi vida en tus manos: Tú me rescatarás, Señor, Dios fiel. R.

Oigo los rumores de la gente y amenazas por todas partes, mientras se confabulan contra mí y traman quitarme la vida. R.

Pero yo confío en ti, Señor, y te digo: “Tú eres mi Dios, mi destino está en tus manos”. Líbrame del poder de mis enemigos y de aquéllos que me persiguen. R.

Versículo     Jn 8, 12

“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue tendrá la luz de la Vida”, dice el Señor.

EVANGELIO

Ni siquiera los discípulos más cercanos comprenden el estilo de mesianismo que encarna Jesús. En su idea de Dios, él debería darles solo éxitos y triunfos. ¡Cómo nos descoloca Dios con su plan! ¿A qué ideas triunfalistas debemos renunciar, para poder beber el mismo cáliz que Jesús?

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 20, 17-28

Mientras Jesús subía a Jerusalén, llevó consigo a los Doce, y en el camino les dijo: “Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen, pero al tercer día resucitará”. Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo. “¿Qué quieres?”, le preguntó Jesús. Ella le dijo: “Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda”. “No saben lo que piden”, respondió Jesús. “¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?”. “Podemos”, le respondieron. “Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre”. Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”.
Palabra del Señor.

"¡Servir!"

Subiendo Jesús hacia Jerusalén, tomó aparte a los doce. La Cuaresma es también una "subida hacia Jerusalén" Un camino hacia la cruz. Jesús tiene que decir un secreto, que no puede confiar más que a los más íntimos. Los toma "aparte".

El Hijo del hombre ha de ser entregado, condenado, escarnecido, azotado, crucificado...

Jesús sabe, detalladamente, lo que le espera. Decidido, tranquilo, libre, sube hacia Jerusalén.

Trato de imaginarme estas palabras, estas confidencias saliendo de tu propia boca. Trato de contemplar los pensamientos que pasan por tu mente, Señor, al expresar estas cosas.

Si Tú, Señor, "amo del cielo y de la tierra", has pasado por todo ello, ayúdame a comprender un poco ¿Por qué? Y ¿para qué?

No hay más grande amor que el de dar la vida por aquéllos que se ama". “Yo he venido para que tengan vida, y en abundancia." "He aquí la sangre de la alianza para el perdón de los pecados." 'El buen pastor da su vida por sus ovejas."

Y resucitará al tercer día.

Para ti, la muerte no es una finalidad, un punto final. Estás convencido de que tu misión no puede fallar. Y aportas esta misma esperanza a toda la humanidad.

Una vida nueva surge de la muerte.

Valor escondido y misterioso del sufrimiento, del sacrificio.

¿Creo yo realmente en el misterio pascual? ¿Qué luz me aporta este misterio, frente a mis infortunios, a mis pecados, frente a los problemas del mundo y de la Iglesia? El hombre "escarnecido"... esto continúa en el día de hoy. ¿Estoy convencido de que en ello se prepara una "resurrección"? ¿Qué es lo que cambia?

La madre de los hijos de Zebedeo se acercó y pidió a Jesús: "Que mis dos hijos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu remo".

“No sabéis lo que pedís"... Es verdad, Señor, no lo sabemos.

¿Podéis beber la copa que Yo beberé?

Simbolismo bíblico. La "copa" amarga que se traga toda de golpe a pesar del mal sabor, es el símbolo de la prueba, de la adversidad. (Salmo 75 - 9; Isaías 51-17; Jeremías, 25 -15.)

¿Podéis beber "mi copa ', nos dice hoy también Jesús?

Mi copa la beberéis.

Jesús la beberá el primero, hasta las heces.

Cuando sufro, ¿soy consciente de acercar mis labios a la misma copa que Jesús?

Los príncipes de las naciones los avasallan... y los magnates los abruman con imperio... No ha de ser así entre vosotros, sino que quien aspire a ser mayor entre vosotros debe ser vuestro servidor y el que quiera ser el primero, sea vuestro siervo.

Así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en redención de muchos.

Esta madre, efectivamente, no sabía lo que pedía. Estar con Jesús, a su derecha y a su izquierda, es hacerse "esclavo" como Él, es "servir" a los demás, es "dar su vida en rescate o redención de otros".

Este es el sentido que Tú, Jesús, das a tu pasión... y a la misa... y a nuestra vida de cada día. A esta luz quiero revisar, detenidamente, mi vida cotidiana.


ORAMOS CON LA PALABRA

El Hijo del hombre no vino para ser servido,
sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.
Mt 20, 28

Oración conclusiva

Padre, concede a tus fieles la protección de tu gracia, dales salud de alma y cuerpo, infúndeles la plenitud de la caridad fraterna y haz que te sirven con fervor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

¡Buena jornada!






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