Señor, no me abandones;
Dios mío, no te quedes lejos de mí.
Apresúrate a venir en mi ayuda,
mi Señor, mi Salvador.
Salmo 37, 22-23
Oración inicial:
Conserva siempre
a tu familia en la práctica de las buenas obras, Señor, y confórtala de tal
modo en sus necesidades temporales que pueda llegar felizmente a los bienes del
cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.
I Lectura
Jeremías,
como tantos profetas, sufrió la incomprensión y el rechazo de los jefes
religiosos. La predicación de este elegido no encajaba con la idea de Dios que
los dirigentes se habían hecho. Y a pesar de haber padecido todo eso, rogaba a
Dios por sus enemigos.
Lectura del
libro de Jeremías 18, 18-20
Los hombres de
Judá y los habitantes de Jerusalén dijeron: “¡Vengan, tramemos un plan contra
Jeremías, porque no le faltará la instrucción al sacerdote, ni el consejo al
sabio, ni la palabra al profeta! Vengan, inventemos algún cargo contra él, y no
prestemos atención a sus palabras”. ¡Préstame atención, Señor, y oye la voz de
los que me acusan! ¿Acaso se devuelve mal por bien para que me hayan cavado una
fosa? Recuerda que yo me presenté delante de ti para hablar en favor de ellos,
para apartar de ellos tu furor.
Palabra
de Dios.
Salmo 30,
5-6. 14. 16
R. ¡Sálvame,
Señor, por tu misericordia!
Sácame de la red
que me han tendido, porque tú eres mi refugio. Yo pongo mi vida en tus manos:
Tú me rescatarás, Señor, Dios fiel. R.
Oigo los rumores
de la gente y amenazas por todas partes, mientras se confabulan contra mí y
traman quitarme la vida. R.
Pero yo confío
en ti, Señor, y te digo: “Tú eres mi Dios, mi destino está en tus manos”.
Líbrame del poder de mis enemigos y de aquéllos que me persiguen. R.
Versículo
Jn 8, 12
“Yo soy la luz
del mundo; el que me sigue tendrá la luz de la Vida”, dice el Señor.
EVANGELIO
Ni siquiera
los discípulos más cercanos comprenden el estilo de mesianismo que encarna
Jesús. En su idea de Dios, él debería darles solo éxitos y triunfos. ¡Cómo nos
descoloca Dios con su plan! ¿A qué ideas triunfalistas debemos renunciar, para
poder beber el mismo cáliz que Jesús?
✚Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 20,
17-28
Mientras Jesús
subía a Jerusalén, llevó consigo a los Doce, y en el camino les dijo: “Ahora
subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos
sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los
paganos para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen, pero al tercer
día resucitará”. Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús,
junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo. “¿Qué quieres?”, le
preguntó Jesús. Ella le dijo: “Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino,
uno a tu derecha y el otro a tu izquierda”. “No saben lo que piden”, respondió
Jesús. “¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?”. “Podemos”, le respondieron.
“Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi
derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son
para quienes se los ha destinado mi Padre”. Al oír esto, los otros diez se
indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes
saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les
hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el
que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el
primero, que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser
servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”.
Palabra
del Señor.
"¡Servir!"
Subiendo
Jesús hacia Jerusalén, tomó aparte a los doce. La Cuaresma es
también una "subida hacia Jerusalén" Un camino hacia la cruz. Jesús
tiene que decir un secreto, que no puede confiar más que a los más íntimos. Los
toma "aparte".
El Hijo del
hombre ha de ser entregado, condenado, escarnecido, azotado, crucificado...
Jesús sabe,
detalladamente, lo que le espera. Decidido, tranquilo, libre, sube hacia
Jerusalén.
Trato de
imaginarme estas palabras, estas confidencias saliendo de tu propia boca. Trato
de contemplar los pensamientos que pasan por tu mente, Señor, al expresar estas
cosas.
Si Tú, Señor,
"amo del cielo y de la tierra", has pasado por todo ello, ayúdame a
comprender un poco ¿Por qué? Y ¿para qué?
No hay más
grande amor que el de dar la vida por aquéllos que se ama". “Yo he venido
para que tengan vida, y en abundancia." "He aquí la sangre de la
alianza para el perdón de los pecados." 'El buen pastor da su vida por sus
ovejas."
Y
resucitará al tercer día.
Para ti, la
muerte no es una finalidad, un punto final. Estás convencido de que tu misión
no puede fallar. Y aportas esta misma esperanza a toda la humanidad.
Una vida nueva
surge de la muerte.
Valor escondido
y misterioso del sufrimiento, del sacrificio.
¿Creo yo
realmente en el misterio pascual? ¿Qué luz me aporta este misterio, frente a
mis infortunios, a mis pecados, frente a los problemas del mundo y de la
Iglesia? El hombre "escarnecido"... esto continúa en el día de hoy.
¿Estoy convencido de que en ello se prepara una "resurrección"? ¿Qué
es lo que cambia?
La madre de
los hijos de Zebedeo se acercó y pidió a Jesús: "Que mis dos hijos se
sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu remo".
“No sabéis lo
que pedís"... Es verdad, Señor, no lo sabemos.
¿Podéis beber la
copa que Yo beberé?
Simbolismo
bíblico. La "copa" amarga que se traga toda de golpe a pesar del mal
sabor, es el símbolo de la prueba, de la adversidad. (Salmo 75 - 9; Isaías
51-17; Jeremías, 25 -15.)
¿Podéis beber
"mi copa ', nos dice hoy también Jesús?
Mi copa la
beberéis.
Jesús la beberá
el primero, hasta las heces.
Cuando sufro,
¿soy consciente de acercar mis labios a la misma copa que Jesús?
Los príncipes de
las naciones los avasallan... y los magnates los abruman con imperio... No ha
de ser así entre vosotros, sino que quien aspire a ser mayor entre vosotros
debe ser vuestro servidor y el que quiera ser el primero, sea vuestro
siervo.
Así como el Hijo
del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en
redención de muchos.
Esta madre, efectivamente,
no sabía lo que pedía. Estar con Jesús, a su derecha y a su izquierda, es
hacerse "esclavo" como Él, es "servir" a los demás, es
"dar su vida en rescate o redención de otros".
Este es el
sentido que Tú, Jesús, das a tu pasión... y a la misa... y a nuestra vida de
cada día. A esta luz quiero revisar, detenidamente, mi vida cotidiana.
ORAMOS CON LA PALABRA
El Hijo del hombre no vino para ser servido,
sino para servir y dar su vida en rescate por una
multitud.
Mt 20, 28
Oración conclusiva
Padre, concede a
tus fieles la protección de tu gracia, dales salud de alma y cuerpo, infúndeles
la plenitud de la caridad fraterna y haz que te sirven con fervor. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
¡Buena jornada!
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