miércoles, 21 de febrero de 2018

MIÉRCOLES SEMANA 1 DE CUARESMA


Acuérdate, Señor, de tu compasión
y de tu amor, que son eternos:
que nuestros enemigos
no triunfen sobre nosotros.
Dios de Israel,
líbranos de todas nuestras angustias.

Sal 24, 6. 2. 22

Oración inicial

Mira con bondad la entrega de tu pueblo, Señor, para que, por la abstinencia corporal, se renueve el alma de tus fieles con el fruto de las buenas obras. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Maestro y Señor. Amén.

COMPARTIMOS LA PALABRA

I LECTURA       

La historia de Jonás muestra el deseo de Dios de salvar a toda la humanidad, incluso a los habitantes de Nínive, capital de los enemigos de Israel. Dios quiere ejercer su misericordia con todos, porque son sus criaturas y no quiere dejarlos vivir y morir en el pecado.

Lectura de la profecía de Jonás 3, 1-10

La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en estos términos: “Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que yo te indicaré”. Jonás partió para Nínive, conforme a la Palabra del Señor. Nínive era una ciudad enormemente grande: se necesitaban tres días para recorrerla. Jonás comenzó a internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: “Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida”. Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño. Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, éste se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se vistió con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza. Además, mandó proclamar en Nínive el siguiente anuncio: “Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no pasten ni beban agua; vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos. Tal vez Dios se vuelva atrás y se arrepienta, y aplaque el ardor de su ira, de manera que no perezcamos”. Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.
Palabra de Dios.

Salmo  50, 3-4. 12-13. 18-19

R. ¡Tú no desprecias un corazón contrito, Señor!

¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! R.

Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu. No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu. R.

Los sacrificios no te satisfacen; si ofrezco un holocausto, no lo aceptas: mi sacrificio es un espíritu contrito, Tú no desprecias el corazón contrito y humillado. R.

EVANGELIO    

Jesús reprocha a sus compatriotas que no han sabido reconocer el paso de Dios por sus vidas. Para eso compara sus actitudes con la que tuvieron los paganos extranjeros que se convirtieron: los nivitas y la reina de Saba, que vino a conocer la sabiduría de Salomón. Con estos ejemplos también nos advierte a nosotros, que pertenecemos a la Iglesia y que cada día nos acercamos a la Sagrada Escritura. ¿Estamos atentos a las señales de Dios y convertidos y convertirnos?

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 11, 29-32

Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: Ésta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay Alguien que es más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay Alguien que es más que Jonás.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA

En el evangelio de hoy, Jesús invita a sus oyentes a «convertirse» y a "hacer penitencia". Les pone como ejemplo la ciudad pagana de Nínive, que se convirtió al escuchar la predicación de Jonás.

El libro de Jonás es una "parábola", un género literario que vemos usado frecuentemente por Jesús: se narra una historia ficticia para ilustrar una lección.

-Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad pagana, y proclama allí el mensaje que te doy para ella.

La historia es pues la de un profeta judío -del "pueblo escogido" que Dios envía para que predique, en tierra enemiga, a los paganos de Nínive. El profeta, de momento, por un reflejo egoísta, rehúsa ir allá y toma otra dirección.

Pero Dios se las arregla -con humor y con la ayuda de un enorme pez- para conducirlo a la fuerza a su misión.

¡Esta es HOY, como siempre, la orden de Dios! La Iglesia debe ser misionera, es enviada a los paganos para que les proclame el mensaje de Dios ¿Cómo podría ser yo mismo, especialmente durante esta cuaresma, portador de la Palabra de Dios para mis hermanos no-creyentes? ¿Cuál será mi manera de proclamar la "buena nueva", en mi barrio, en mis relaciones humanas, en mi familia, en mi lugar de trabajo?

-"Dentro de cuarenta días... Nínive será destruida".

En lenguaje violento, el lenguaje de los profetas, esto quiere decir: convertíos, haced penitencia, el reino de Dios está cerca... ¡es urgente! ¡dentro de un mes, será demasiado tarde!

Jesús repitió esas palabras.

De los cuarenta días de esa cuaresma que me ha sido dada, han pasado ya siete. ¿Qué he hecho de estos siete días primeros?

¿Sigo dándome, quizá, buenas excusas? «comprendedlo, no tengo tiempo, mi trabajo me absorbe». Había decidido dedicar un poco más de tiempo a la oración: ¿he avanzado algo en este sentido? Había tomado tal resolución: ¿continúo, quizá, en mi ronroneo habitual? Faltan todavía treinta y tres días para la Pascua. No hay tiempo que perder.

-Sin tardar, los Ninivitas creyeron en Dios. Ordenaron un ayuno. Cada uno se convirtió de su mala conducta.

Lo que el "pueblo elegido", a pesar de las invitaciones apremiantes de muchos profetas y sacerdotes, no había hecho jamás -la conversión radical y colectiva- he ahí que un pueblo pagano lo hace, y a la voz de un solo profeta que cruza, un día, sus calles.

Esta es la lección que Dios quiere darnos HOY también.

Lección que Jesús repetirá explícitamente.

Ayúdanos, Señor. Ayuda a tu «pueblo elegido» del día de hoy, a convertirse, a vivir una verdadera cuaresma, a abandonar su mala conducta

Concédeme que sepa aprovechar bien el tiempo que me queda.

-Viendo su actitud, Dios renunció a enviarles el castigo con el que los había amenazado.

Dios ama a los paganos.

Dios ama a los pecadores.

Dios ama a todos los hombres.

A Dios no le agrada castigar. Todo el relato tiene por objeto llegar a esta conclusión: los Ninivitas van a poder "vivir"; su conversión les lleva a ser más felices, a vivir en plenitud. El mal comporta su propio castigo. El esfuerzo para hacer el bien, comporta también su recompensa.

Señor, cambia mi corazón.

ORAMOS CON LA PALABRA

Se alegrarán 
los que se refugian en ti, Señor,
y cantarán jubilosos 
porque tú estarás con ellos.
Sal 5, 12

Oración conclusiva


Defiende, Padre, a tu pueblo y, con tu clemencia, purifícalo de sus pecados, pues no lo dañará ninguna adversidad si la iniquidad no lo domina. Por Jesucristo, nuestro Señor.

¡Buena Jornada!

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