jueves, 22 de febrero de 2018

JUEVES SEMANA 1 DE CUARESMA


Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos;
oye mi clamor,
mi Rey y mi Dios.

Sal 5, 2-3

Oración inicial    

Padre Bueno, concédenos pensar siempre con rectitud y obrar con diligencia; y ya que no podemos existir sin ti, danos la gracia de vivir según tu voluntad. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor y Maestro. Amén.

DIOS NOS HABLA, CONTEMPLAMOS SU PALABRA

I LECTURA

La historia de Ester se sitúa en el contexto de la amenaza de muerte contra su pueblo. Ella está decidida a interceder y conseguir indulgencia. Pero no quiere rezar ella sola, sino que insiste para que todo el pueblo haga lo mismo. Esta oración, hecha con confianza y en comunidad, llega hasta Dios.

Lectura del libro de Ester 3, 6; 4, 11-12. 14-16. 23-25

El rey de Persia firmó un decreto, ordenando que todos los judíos fueran exterminados del país por la espada. Al enterarse, todo Israel clamaba con todas sus fuerzas, porque veían que su muerte era inminente. La reina Ester, presa de una angustia mortal, también buscó refugio en el Señor. Luego oró al Señor, Dios de Israel, diciendo: “¡Señor mío, nuestro Rey, tú eres el único! Ven a socorrerme, porque estoy sola, no tengo otra ayuda fuera de ti y estoy expuesta al peligro. Yo aprendí desde mi infancia, en mi familia paterna, que tú, Señor, elegiste a Israel entre todos los pueblos, y a nuestros padres entre todos sus antepasados, para que fueran tu herencia eternamente. ¡Y tú has hecho por ellos lo que habías prometido. ¡Acuérdate, Señor, y manifiéstate en el momento de nuestra aflicción! Y a mí, dame valor, Rey de los dioses y Señor de todos los que tienen autoridad. Coloca en mis labios palabras armoniosas cuando me encuentre delante del león, y cámbiale el corazón para que deteste al que nos combate y acabe con él y con sus partidarios. ¡Líbranos de ellos con tu mano y ven a socorrerme, porque estoy sola, y no tengo a nadie fuera de ti, Señor! Tú, que lo conoces todo”.
Palabra de Dios.

Salmo 137, 1-3. 7c-8

R. ¡Me respondiste cada vez que te invoqué, Señor!

Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque has oído las palabras de mi boca. Te cantaré en presencia de los ángeles. Me postraré ante tu santo Templo. R.

Daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma. R.

Tu derecha me salva. El Señor lo hará todo por mí. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos! R.

EVANGELIO     

“La exhortación a orar confiadamente suena contradictoria, cuando, a pesar de la afirmación de que el Padre ya conoce todo lo que necesitamos, Jesús llama insistentemente a sus discípulos a orar. Pero Dios quiere que le pidamos también las cosas terrenales, como lo ilustran los ejemplos del pan y el pez, y lo confirma la petición del pan en el Padre Nuestro. En la confrontación con la paternidad humana, se destaca el ‘amor paternal’ (podríamos agregar ‘el amor maternal’) de Dios que supera todas las cosas”.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 7, 7-12

Jesús dijo a sus discípulos: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre de ustedes que está en el Cielo dará cosas buenas a aquéllos que se las pidan! Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA

El evangelio de hoy sigue repitiendo que Dios es profundamente bueno, que desea "dar" cosas buenas a sus hijos y que hay que rezar con ese espíritu, con una confianza total. La plegaria de Ester, en el Antiguo Testamento, es un ejemplo de ello.

-Ester se refugió en el Señor, presa de mortal angustia.

La situación del pueblo judío era dramática, en esa época. Dispersos, minoritarios, en medio de pueblos paganos... frecuentemente perseguidos y despreciados. Tal es la condición de Ester, esa situación pasa a ser su plegaria. Su oración parte de su vida. Muy sencillamente expone su caso a Dios.

-Ven en mi socorro que estoy sola y no tengo socorro sino en ti, y me doy cuenta que estoy en peligro.

Sólo ve en ella debilidad y pobreza

Se atreve a mirar su gran pobreza, a reconocerla y a confesarla ¡Soledad! Es uno de los mayores sufrimientos. "Estoy sola". Esa impresión de no tener muchos amigos, y aun estando cerca de ellos, no poder contarles todo. Esto pasa también en la vida conyugal y familiar: esa dificultad para el intercambio, para la participación sincera.

Hay días en los que estamos y nos sentimos «solos», aislados, con el corazón vacío... en los que se tiene la impresión de no ser comprendido.

¿Hay que aceptarlo, y nada más? o bien, como Ester, ¿ir a Dios y expansionarse con El?

A los estoicos y a los fuertes esto puede parecer una debilidad supletoria. Señor, yo no pretendo ser fuerte, quiero saber solamente que Tú sí me escuchas y me comprendes. ¡Sería una lástima que yo me mantuviera dándole vueltas a mis penas en lugar de vaciarlas en tu corazón y liberarme de ellas en lo posible!

-Acuérdate, Señor... manifiéstate...

Es una plegaria audaz, que se dirige a Dios con familiaridad. Una plegaria que pide a Dios que "represente su papel".

«Señor, ven a salvarnos, Tú eres nuestro Dios.
«Tú nos conoces y nos amas...
«¿A quién iríamos?
«¡Acuérdate de tus promesas!
«¡Haz lo que dijiste!»

-Dame valor... Pon en mis labios palabras armoniosas...

Es una plegaria "no-perezosa" que no se descarga pasivamente en Dios. Una plegaria que pide a Dios que "lleguemos a representar nuestro papel". «Señor, danos fuerza para lograrlo...

"Ilumíname, dame el mejor discurso para salir de mi soledad".

Maravilloso ¿verdad?: «¡Dame valor!».

Una oración para repetirla a menudo.

-Líbranos, acude en socorro de mí que no tengo a nadie sino a ti, Tú lo sabes todo.

Oración confiada...

Totalmente abandonado en las manos del Padre...

No tengo a nadie sino a Ti.

No es un mero sentimiento. Y nadie tiene derecho de reírse o de hacer mofa de ello. Por lo menos a la hora de la muerte será estrictamente verdadero. No hay que pasarse de listo.

ORAMOS CON LA PALABRA

Todo el que pide, recibe;
el que busca, encuentra;
y al que llama, se le abrirá.
Mt 7, 8

Oración conclusiva


Envía, Padre, tu ansiada misericordia a los que te suplican y concédenos con generosidad divina la gracia de saber lo que debemos pedir para obtener lo que imploramos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

¡Buena jornada!


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