Ilumina mis ojos,
para que no caiga en el sueño de la muerte,
para que mi enemigo
no pueda decir: lo he vencido.
Sal 12, 4-5
Oración inicial
Señor, guarda con amor constante a tu Iglesia, y ya que la
naturaleza humana es frágil sin ti, presérvanos siempre del mal y llévanos por
las sendas de la salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los
siglos.
DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.
LECTURA
Esta
profecía es un llamado a la conversión dirigido a los jefes y a todo el pueblo.
Es tiempo de implantar la justicia de Dios y realizar su voluntad. Formula su
mandato mirando al prójimo más desamparado: viudas, huérfanos y oprimidos. Por
eso, solo las acciones concretas y efectivas de amor al prójimo sostienen la
alianza con Dios. Hay una relación directa entre el trato que tenemos con los
más necesitados y el modo en que vivimos nuestra relación con Dios.
Lectura
del libro de Isaías 1, 10. 16-20
¡Escuchen la palabra del Señor, jefes de
Sodoma! ¡Presten atención a la instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra!
¡Lávense, purifíquense, aparten de mi vista la maldad de sus acciones! ¡Cesen
de hacer el mal, aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho, socorran al
oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda! Vengan, y
discutamos –dice el Señor–. Aunque sus pecados sean como la escarlata, se
volverán blancos como la nieve; aunque sean rojos como la púrpura, serán como
la lana. Si están dispuestos a escuchar, comerán los bienes del país; pero si
rehúsan hacerlo y se rebelan, serán devorados por la espada, porque ha hablado la
boca del Señor.
Palabra de Dios.
Salmo
49, 8-9. 16-17. 21. 23
R.
El que sigue buen camino gustará la salvación de Dios.
No te acuso por tus sacrificios: ¡Tus
holocaustos están siempre en mi presencia! Pero yo no necesito los novillos de
tu casa ni los cabritos de tus corrales. R.
¿Cómo te atreves a pregonar mis
mandamientos y a mencionar mi alianza con tu boca, tú, que aborreces toda
enseñanza y te despreocupas de mis palabras? R.
Haces esto, ¿y yo me voy a callar?
¿Piensas acaso que soy como tú? Te acusaré y te argüiré cara a cara. El que
ofrece sacrificios de alabanza, me honra de verdad. R.
Versículo Ez 18, 31
“Arrojen lejos de ustedes todas las
rebeldías y háganse un corazón nuevo y un espíritu nuevo”, dice el Señor.
EVANGELIO
Las
actitudes denunciadas por Jesús las vemos cotidianamente a nuestro alrededor.
“Decir y no hacer” es un estilo que se encuentra en las comunidades y en la
sociedad de hoy. Jesús nos advierte para que no nos dejemos engañar por estas
apariencias y busquemos y hagamos lo que realmente tiene valor a los ojos de
Dios: tratarnos unos a otros como hermanos y hermanas, amados por el Padre de
todos.
Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Mateo 23, 1-12
Jesús dijo a la multitud y a sus
discípulos: Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan
y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque
no hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen
sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni
siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias
y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en
los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las
plazas y oírse llamar “mi maestro” por la gente. En cuanto a ustedes, no se
hagan llamar “maestro”, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son
hermanos. A nadie en el mundo llamen “padre”, porque no tienen sino uno, el
Padre celestial. No se dejen llamar tampoco “doctores”, porque sólo tienen un
Doctor, que es el Mesías. El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque
el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.
Palabra del Señor.
MEDITAMOS
LA PALABRA
En el evangelio de hoy, Jesús condena duramente a los
fariseos «que dicen y no hacen». Unos siglos antes, Isaías fustigaba también
duramente a sus contemporáneos para llevarlos a convertirse.
-Oíd la palabra del Señor.
La invitación a la conversión no es sólo y simplemente una
palabra de hombre. Tampoco es una predicación de orden moral. La invitación a
la conversión procede de Dios. Las conductas de la humanidad interesan a Dios.
-Escuchad la orden de nuestro Dios...
No es solamente una «invitación» gratuita o indiferente.
Dios se compromete en su palabra; ésta es una «orden».
Es una palabra activa que lleva a la acción, es una orden.
-Lavaos, purificaos.
Apartad de mi vista vuestras fechorías.
Todo el mal del mundo sucede ante los ojos de Dios. Todos
los hombres, que se odian, se oprimen o se matan entre sí ante la mirada de su
Padre. Toda la hez de la humanidad aparece ante su Rostro. Toda la maldad de
los hombres, se desarrolla ante la bondad de su amor...
-Apartad de mi vista vuestras fechorías.
Desistid de hacer el mal... Aprended a hacer el bien...
El pueblo judío -como nosotros hoy-, tenía a menudo la
impresión de que procuraba la gloria de Dios, aportando ofrendas al Templo y
haciendo otros ritos cultuales.
Los profetas han recordado siempre, en el nombre de Dios,
que "la vida de cada día": haciendo el bien y evitando el mal, es lo
que agrada a Dios.
-Buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced
justicia al huérfano, defended a la viuda.
Escucho esas palabras. Las repito sucesivamente: el oprimido...
el huérfano... la viuda...
Todas ellas, personas indefensas. ¿A quienes representan,
para mí? ¡Dios mío! ¿Qué hacer, para responder real y verdaderamente a esas
«órdenes» divinas? ¿Cuál será mi respuesta a esos «mandamientos» de Dios?
Durante la cuaresma, más que en tiempo ordinario, soy
«invitado» a darme, a comprometerme, a luchar por la justicia, por el bien de
mis hermanos. Esto es lo que Tú esperas de mí para borrar mis pecados. Y puedo
hacerlo a través de mi vida ordinaria, profesional y social.
-Si vuestros pecados son rojos como el carmesí pasarán a
ser blancos como la nieve. Si son rojos como la púrpura, serán como la lana
blanca.
Gracias, Señor, por repetirme esas cosas.
Charles Péguy
dirá que Dios es capaz de «hacer aguas puras con aguas de desagüe», «almas
puras con almas gastadas»... «almas blancas con almas sucias»...
-Si aceptáis obedecer, comeréis lo bueno del país.
Promesa de felicidad.
ORAMOS CON LA PALABRA
Proclamaré todas tus maravillas;
quiero alegrarme y regocijarme en ti,
y cantar himnos a tu nombre, Altísimo.
Sal 9, 2-3
Oración conclusiva
Escucha, Padre, las súplicas de tus fieles y cura las
enfermedades de nuestras almas, para que, experimentando el perdón, nos
regocijemos siempre con tu bendición. Por Jesucristo, nuestro Señor.
¡Buena jornada!
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