martes, 27 de febrero de 2018

MARTES SEMANA 2 DE CUARESMA


Ilumina mis ojos,
para que no caiga en el sueño de la muerte,
para que mi enemigo
no pueda decir: lo he vencido.

Sal 12, 4-5
Oración inicial  

Señor, guarda con amor constante a tu Iglesia, y ya que la naturaleza humana es frágil sin ti, presérvanos siempre del mal y llévanos por las sendas de la salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.

LECTURA

Esta profecía es un llamado a la conversión dirigido a los jefes y a todo el pueblo. Es tiempo de implantar la justicia de Dios y realizar su voluntad. Formula su mandato mirando al prójimo más desamparado: viudas, huérfanos y oprimidos. Por eso, solo las acciones concretas y efectivas de amor al prójimo sostienen la alianza con Dios. Hay una relación directa entre el trato que tenemos con los más necesitados y el modo en que vivimos nuestra relación con Dios.

Lectura del libro de Isaías 1, 10. 16-20

¡Escuchen la palabra del Señor, jefes de Sodoma! ¡Presten atención a la instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra! ¡Lávense, purifíquense, aparten de mi vista la maldad de sus acciones! ¡Cesen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho, socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda! Vengan, y discutamos –dice el Señor–. Aunque sus pecados sean como la escarlata, se volverán blancos como la nieve; aunque sean rojos como la púrpura, serán como la lana. Si están dispuestos a escuchar, comerán los bienes del país; pero si rehúsan hacerlo y se rebelan, serán devorados por la espada, porque ha hablado la boca del Señor.
Palabra de Dios.

Salmo 49, 8-9. 16-17. 21. 23

R. El que sigue buen camino gustará la salvación de Dios.

No te acuso por tus sacrificios: ¡Tus holocaustos están siempre en mi presencia! Pero yo no necesito los novillos de tu casa ni los cabritos de tus corrales. R.

¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos y a mencionar mi alianza con tu boca, tú, que aborreces toda enseñanza y te despreocupas de mis palabras? R.

Haces esto, ¿y yo me voy a callar? ¿Piensas acaso que soy como tú? Te acusaré y te argüiré cara a cara. El que ofrece sacrificios de alabanza, me honra de verdad. R.

Versículo     Ez 18, 31

“Arrojen lejos de ustedes todas las rebeldías y háganse un corazón nuevo y un espíritu nuevo”, dice el Señor.

EVANGELIO

Las actitudes denunciadas por Jesús las vemos cotidianamente a nuestro alrededor. “Decir y no hacer” es un estilo que se encuentra en las comunidades y en la sociedad de hoy. Jesús nos advierte para que no nos dejemos engañar por estas apariencias y busquemos y hagamos lo que realmente tiene valor a los ojos de Dios: tratarnos unos a otros como hermanos y hermanas, amados por el Padre de todos.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 23, 1-12

Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar “mi maestro” por la gente. En cuanto a ustedes, no se hagan llamar “maestro”, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen “padre”, porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco “doctores”, porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA

En el evangelio de hoy, Jesús condena duramente a los fariseos «que dicen y no hacen». Unos siglos antes, Isaías fustigaba también duramente a sus contemporáneos para llevarlos a convertirse.

-Oíd la palabra del Señor.

La invitación a la conversión no es sólo y simplemente una palabra de hombre. Tampoco es una predicación de orden moral. La invitación a la conversión procede de Dios. Las conductas de la humanidad interesan a Dios.

-Escuchad la orden de nuestro Dios...

No es solamente una «invitación» gratuita o indiferente.

Dios se compromete en su palabra; ésta es una «orden».

Es una palabra activa que lleva a la acción, es una orden.

-Lavaos, purificaos.

Apartad de mi vista vuestras fechorías.

Todo el mal del mundo sucede ante los ojos de Dios. Todos los hombres, que se odian, se oprimen o se matan entre sí ante la mirada de su Padre. Toda la hez de la humanidad aparece ante su Rostro. Toda la maldad de los hombres, se desarrolla ante la bondad de su amor...

-Apartad de mi vista vuestras fechorías.

Desistid de hacer el mal... Aprended a hacer el bien...

El pueblo judío -como nosotros hoy-, tenía a menudo la impresión de que procuraba la gloria de Dios, aportando ofrendas al Templo y haciendo otros ritos cultuales.

Los profetas han recordado siempre, en el nombre de Dios, que "la vida de cada día": haciendo el bien y evitando el mal, es lo que agrada a Dios.

-Buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, defended a la viuda.

Escucho esas palabras. Las repito sucesivamente: el oprimido... el huérfano... la viuda...

Todas ellas, personas indefensas. ¿A quienes representan, para mí? ¡Dios mío! ¿Qué hacer, para responder real y verdaderamente a esas «órdenes» divinas? ¿Cuál será mi respuesta a esos «mandamientos» de Dios?

Durante la cuaresma, más que en tiempo ordinario, soy «invitado» a darme, a comprometerme, a luchar por la justicia, por el bien de mis hermanos. Esto es lo que Tú esperas de mí para borrar mis pecados. Y puedo hacerlo a través de mi vida ordinaria, profesional y social.

-Si vuestros pecados son rojos como el carmesí pasarán a ser blancos como la nieve. Si son rojos como la púrpura, serán como la lana blanca.

Gracias, Señor, por repetirme esas cosas.

Charles Péguy dirá que Dios es capaz de «hacer aguas puras con aguas de desagüe», «almas puras con almas gastadas»... «almas blancas con almas sucias»...

-Si aceptáis obedecer, comeréis lo bueno del país.

Promesa de felicidad.

ORAMOS CON LA PALABRA

Proclamaré todas tus maravillas;
quiero alegrarme y regocijarme en ti,
y cantar himnos a tu nombre, Altísimo.

Sal 9, 2-3

Oración conclusiva

Escucha, Padre, las súplicas de tus fieles y cura las enfermedades de nuestras almas, para que, experimentando el perdón, nos regocijemos siempre con tu bendición. Por Jesucristo, nuestro Señor.
¡Buena jornada!


No hay comentarios:

Publicar un comentario